El tiempo a su lado se terminó.
Él fue todo lo que le pedí al
universo, esa conexión que sentí fue inmediata, sentirte tan bien con la sola
presencia de alguien, estar en sus brazos se sentía tan confortable, vivir algo
así fue precioso…
Tengo que decir que es un ser extraordinario, me enamoré completamente de su alma, no sé, pero esas cosas se
sienten pocas veces en la vida, no sólo me enamore de lo bueno, yo lo quería con todos
sus fantasmas, inseguridades, su egocentrismo, sus inconsistencias, manías y
complejos, sabía que podía lidiar con todo lo malo porque lo bueno lo superaba,
viví una utopía en esos días.
Esta historia efímera, intensa y
breve, que terminó sin final feliz, pero que me enseño tantísimas cosas, de mí,
de él, de mis limites, de lo difícil que es soltar a alguien que amas tanto, de
querer ir a buscarlo y abrazarlo tan, pero tan fuerte, que no quiera irse jamás y al mismo tiempo querer no volver a sentir algo así nunca más en tu vida,
que no vale la pena si terminas con el corazón roto, un nudo en la garganta y
un vacío en el estómago, no lo vale.
Porque hay una forma de amor -la más difícil- la que no nace del otro, sino del respeto profundo que una tiene por sí misma. Y esa es la que no se rompe.
Y bueno, siempre voy a estar agradecida con la vida por dejarme al menos compartir un ratito de su mundo tan nuevo para mi, complejo, incongruente, estructurado, interesante, diferente, sorprendente y especial.
Y él salió corriendo de un amor b
i e n bonito, y siendo tan cruel al final, y yo, estoy lista para decirle adiós my almost forever.
No hay comentarios:
Publicar un comentario